Trabajo honesto
Hace mas de 40 años cuando no habia carreteras ni un puente de hormigón, mi padre José Merino junto con su esposa Elisa Mancheno, recibieron una pequeña finca en el sector Kilamupi por parte de mi abuelo Gustavo Mancheno. En ese entonces mis padres emprendedores y entusiastas por naturaleza decidieron darle vida a ese pedazo de terreno ubicado en el KM 11 via Santa Rosa. Los primeros viajes a la finca se relizaban en el carro de mi abuelo, el nos recogia y en el cajon de madera de su camioneta, se viajaba a Kilamupi por casi 30 minutos, a una velocidad de no mas de 20 KM/H.
La finca como era de esperarse, tenia solamente una choza que era la cocina y una pequeña casita de madera, hecha por mi padre, aparte de eso habia pasto para el ganado, pero no existian ningunos jardines o cultivos. El comienzo fue dificil y requeria de mucho esfuerzo y dedicacion, por lo que mis padres aparte de sus labores habituales como profesores, dedicaron los fines de semana y vacaciones escolares para trabajar en la finca. Asi como lo hacian muchas familias macabeas.
Al principcio no se veia mucho, pues el trabajo en el campo es lento y agotador. No habia ninguna clase de infraestructura, con lo que era muy difícil combatir el dia a dia sin luz ni agua potable. Sin embargo, el ejemplo y la constancia del abuelo Gustavo, dieron sus frutos, pues mis padres no se quedaron atras y despues de tantos años de dedicación y sacrificio, combirtieron al entonces remontado terreno de kilamupi, en una hermosa finca, con un diseño unico de jardines y sembrios. Ellos se dedicaron a plantar las flora mas exótica y aquel lugar inhóspito, llego a ser un verdadero parque. Mi padre puso mucho énfasis en sembrios con plantas de la zona, plantando frutales de guavos, canelos, guayavos, guayusa, etc. De igual manera se han incorporado en los ultimos años los sembrios de café. Dando un toque único a la forma de manejo de los cafetales en medio de frutales y jardines.
Hoy en dia mis padres siguen cultivando su finca con mucha sabiduria y experiencia, pues ellos mas que nadie saben como manejar la naturaleza y los recursos de forma sostenible. El secreto esta en la calidad y no en la cantidad del cultivo, porque solo asi se garantiza un producto de primera clase. Felicito a Pepe y Elisa por su labor incansable e invito a nuestros lectores a seguir su ejemplo, a buscar en la tierra una forma de subsistencia, respetándola y valorando lo que ha sido herencia de nuestros antepasados.
Una taza de café Kilamupi encierra muchos secretos y aromas, es el arte de vivir en armonia con la naturaleza y los que nos rodean!